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Estamos ante un momento de cambio. La catarsis es ahora, es ya. Hoy, todo gira a una vertiginosa velocidad en la que las miradas convergen hacia el mismo lugar y los mismos conceptos, en este ciclo de evolución sí, uno de los más dinámicos, actuales y avanzados que existen.
Términos como emprendimiento, Coach, producción, empresa, son elevados hoy a la máxima potencia de aspiraciones y, no es para menos, estamos en un momento tan dinámico, determinante y cambiante que, o logramos encontrar la clave de la autosuficiencia o el proceso de cambio que atraviesa la sociedad, terminará por devorarnos.
Partamos de un lema que desarrollaremos y adaptaremos al entorno 2.0 sobre el que se asientan las bases del emprendimiento del siglo XXI.
No cabe ninguna duda que el emprendimiento y su éxito, tienen un punto de partida, la formación. Sin ninguna duda, es inviable plantearse el éxito en cualquier empresa acometida, sin formación.
La formación, es la clave de la determinación de objetivos, basados en datos reales y análisis fidedignos. Únicamente un 3% de la población a nivel mundial, cuenta con metas claras son aquellas que dedican más tiempo a la formación, lo que no tiene nada que ver con las metas académicas.
Adicionalmente a los objetivos relacionados con el desarrollo de la actividad como tal, nos encontramos en un entorno 2.0 en el que la inclusión en el plan de variables y factores que se producen como efecto colateral del entorno en el que se desarrollan dichas actividades, es fundamental. Es por esto que nuestro plan debe contemplar un plan para acometerlos.
Para ello tenga presente que la única forma de lograr un objetivo es cumplir con los requerimientos que éste implica.
W. Clement Stone, filántropo, emprendedor y escritor de literatura de motivación y autoayuda estableció que, es inherente al ser humano, determinar qué quiere, establecer sus objetivos y escribir su destino.
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